Doce lunas, doce páginas del calendario sonoro de la naturaleza.
La luna de enero es la del búho real y la garza.
La de febrero es del búho chico, el zorro y el sapo corredor.
La de marzo es la del alcaraván en el suelo y el mochuelo en su olivo.
Durante la luna de abril llega el tiempo del urogallo, del corzo y de la becada.
Bajo la de mayo canta el ruiseñor.
Plenilinio en junio, con el paíño en su roca y la pardela cenicienta sobre el mar.
En julio le silba a la luna el autillo; junto a él matraquea el chotacabras pardo.
En la de agosto gruñe el calamón, se ríe el zampullín y no calla ni una sola rana.
La luna de septiembre es la de la berrea y el sapo partero.
En octubre, la luz fría ilumina la ronca del gamo y el viaje otoñal del cárabo.
En las noches de noviembre chapotean en sus reflejos el avefría y las grullas viajeras.
La de diciembre es la luna del lobo.