Este video es a la vez un proceso y su resultado. Combina imágenes grabadas en un estudio durante las mezcla de sonido de la película documental Guadalquivir, con insertos de nuestras propias copias de trabajo, todavía con los códigos de tiempo en la pantalla. Es la fase previa a la mezcla final, todavía sin música ni locución. La fase en la que en el cine sólo se escucha la naturaleza.
He seleccionado dos secuencias, muy distintas pero en las cuales el sonido natural se basta para describir los acontecimientos. La primera es de una bandada de grullas en montanera, revolviendo los suelos de las dehesas de Sierra Morena en busca de bellotas. Encadena con una impresionante carroñada de buitres; las peleas, cacareos, aletazos y picotazos de buitres leonados y negros suceden en primer plano, rodeados de moscas y de unas impasibles urracas.
En el estudio de grabación, del tamaño de un cine mediano, el sonido adquiere su verdadera dimensión; las aves se desenvuelven en unos espacios que bien podrían caber dentro de la sala. La distancia entre altavoces permite reproducir los movimientos; el sistema de sonido envolvente nos coloca en el centro de las bandadas, sacudidos por el viento, rodeados de gritos siniestros.
El estudio de grabación es Best Digital, equipado con Dolby Atmos. Guadalquivir es, por cierto, el primer documental que se ha masterizado en este sistema de sonido inmersivo. Las imágenes de la película –las bien grabadas- son de su director, Joaquín Gutiérrez Acha; las del estudio –las mal grabadas- son mías. Estrella Morente pone la voz en la película, lo que marca diferencias aún más grandes con respecto a lo que se escucha aquí. Pero nada de esto sonaría bien si en el equipo de sonido no estuvieran Juan Ferro y Nicolas de Poulpiquet; este último, por cierto, a los mandos.