Un calendario del agua

El paisaje sonoro cambia a lo largo del año. Las aguas dulces tienen su calendario.

Enero. Silencio en la alta noche en la marisma inundada, roto por los graznidos desgarrados de unos pocos gansos solitarios.

Febrero. Desde el corazón de un carrizal, rodeado por millones de cañas, bufa un avetoro.

Marzo. Con las intensas lluvias el campo se encharca, y algunos anfibios -ranitas de San Antón, sobre todo- lo agradecen cantando a coro.

Abril. Deshielo en la montaña, el agua escurre por todas partes. Y por todas partes, pero contra el cielo, restallan las chovas.

Mayo. El ruiseñor y la fuente. Con los autillos al fondo, marcando el paso del tiempo.

Junio. Días de bonanza. Un regato riega los pastizales de alta montaña y a su frescor acuden saltamontes, marmotas y vacas.

Julio. El calor seca los campos y las últimas charcas sirven de bebederos de emergencia para gangas y de refugio para algunas ranas.

Agosto. Paisajes sin agua, estridencias resecas.

Septiembre. Las primeras tormentas traen las primeras lluvias, las primeras hierbas. Y con ellas llegan los primeros bramidos de la berrea.

Octubre. Hacia el final del mes llegan las grullas, un griterío alegre que busca una orilla encharcada -la ribera de un río, un embalse- para pasar la noche con las patas metidas en el agua.

Noviembre. Si ha llovido bien, las lagunas rebosan de agua y las aves acuáticas, anátidas y fochas, estallan de alegría.

Diciembre. Nieva por segunda vez en el bosque. Primero fueron los copos acumulados en las copas. Después, las sutiles avalanchas de nieve que caen con estrépito y retumban en el suelo.

Venticuatro horas de escucha en El Aljarafe.

 

El resumen de una grabación continua de venticuatro horas en los pinares de la comarca sevillana de El Aljarafe, al noreste de Doñana, entre los días 4 y 5 de abril de 2018.  De las fantasmagorías de los cárabos en los primeros momentos de la noche al amanecer de milanos negros, cucos y demás aves forestales. Del silencio de la alta noche a las horas más ruidosas del mediodía. Y hacia las 14.00, pasado el minuto 6 del vídeo, se produce una sorpresa. Está algo lejos y apenas dura unos segundos: cuando menos se lo espera gruñe un lince.

Biofonías. Las imitaciones del estornino negro

Las imitaciones del estornino negro, un paisaje sonoro en la garganta. Sabemos, porque él mismo nos lo cuenta, que vive en una zona rural rodeada de sotos y matas arboladas. En una larga parrafada incorpora las imitaciones de algunas de las aves con las que comparte espacio vital: cigüeña blanca, gorrión común, cuco, grajilla, corneja, chova piquirroja, milano real, oropéndola, mochuelo y autillo. En la secuencia, el montaje muestra primero la imitación y, a continuación, la voz del imitado. En ocasiones la copia es perfecta; otras, como en el caso del cuco, parece una burla.
El estornino negro reinterpreta la banda sonora de su propio entorno.