La rana y la tormenta

Historias mínimas del otoño. Otoño 2

Para escuchar, pinchar aquí: http://www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturaleza/sonidos_28_09_2013.html

Un pequeño cuento de otoño. En tiempos de grandes cambios en la naturaleza, cuando oleadas de aves migrantes nos sobrevuelan rumbo al sur, cuando por los montes de media España retumban los bramidos de los ciervos en celo, hoy nos fijamos en un episodio modesto: la vitalidad de una rana bajo un aguacero.

Se acerca una tormenta.  La atmósfera está quieta; no se mueve una brizna de aire y en el silencio del campo se palpa la tensión.

Lejos retumba un trueno. Una rana común croa en los restos de lo que fue una gran charca, reducida a un poco de lodo después de un largo y reseco verano.

Un petirrojo reclama desde unos arbustos. Y aunque esta es su llamada habitual, parece que con estos chisporroteos  subraya la tensión del momento.

Con la que se viene encima, nadie quiere destacar demasiado. Escapa un mirlo y su grito agitado se pierde entre la vegetación. Encaramado a unas ramas silba, discreto,  un estornino negro. Algunos grillos de otoño rascan sus alas, aunque las estridencias son apagadas, sin brillo, como si les costara encontrar un sonido afinado.

Desde la distancia, bosque adentro, las cornejas graznan fúnebres presagios. La tormenta ya está aquí, precedida por fuertes ráfagas de viento. Y bajo el aguacero, sólo la rana mantiene su canción, feliz porque al fin ve crecer su charca.

Y así va llegando el otoño.