El agua en el jardín andalusí

Foto: palmeral de Timia, macizo del Air, Níger

Montaje sonoro para la exposición EL AGUA EN EL JARDÍN ANDALUSÍ, organizada por la Fundación de Cultura Islámica, Rabat 2012

Un recorrido sonoro por los paisajes del agua

Los bosques de la Alhambra, los surtidores, acequias y sumideros del patio de los Arrayanes, los estanques del Generalife, la escalera del agua, los huertos de palmeras de Draa, en Marruecos, los oasis de Timia, en Níger,  y Al Ain, en Abu Dhabi… Estos son los ingredientes sonoros de este recorrido de las aguas por el jardín andalusí.
Amanece en un palmeral. Abajo, a nuestros pies, el agua corre por las acequias y algunas ranas, pocas, croan al frescor de la mañana. Arriba y a lo lejos, desde las copas, silban las oropéndolas y arrullan las tórtolas.
De un espacio abierto a un horizonte cerrado: en el borde de una acequia murmura el agua, cantan los pájaros de las encañizadas y zumban los insectos.
Corriente abajo, el agua sigue encerrada en un caz pero resuena ahora en un patio cerrado y la reverberación dibuja el espacio, las paredes de piedra. Los chillidos de los vencejos pasan por encima, describiendo círculos cerrados, mientras el agua borbotea en un surtidor, se encierra en un sumidero, cae en cascada a una pila o se remansa y dispersa por una alberca.
Atardece y la corriente riega de nuevo las huertas; hace calor, en el aire suenan las chicharras y su sonido, rítmico, se confunde con el sonido, también rítmico, del agua lanzada a presión por los aspersores. La luz va cayendo, sube la humedad y en el horizonte se anuncia una tormenta. Tras el aguacero, a la puesta de sol, el jardín cobra nueva vida: croan las ranas a coro, estridulan los grillos, los búhos silban a intervalos exactos y la voz líquida de los ruiseñores llega desde las cuatro esquinas del jardín.